martes, 11 de noviembre de 2008

Notas del Lector de cinco crónicas del Libro: "La Argentina Crónica"


Operación Ja Ja
Me vienen a la mente mientras leo esta crónica, cientos y cientos de grandes series humorísticas de TV. Por alguna razón nunca me cuestioné las carcajadas que marcan los chistes en los sketch. ¿Quiénes son los que se ríen? ¿Se ríen? ¿De que se ríen? A medida que avanzo en la lectura, siento un poco de miedo de ese enfermizo mundo de hilaridad extrema. Algo no anda bien ahí. Pienso en esa pobre gente esclavizada a reírse cada vez que se lo indica el dictador, digo el director. El clac, es el nombre “científico” de estos profesionales de la risa y no es una broma. Tienen un gremio bien organizado y un sueldo fijo como cualquier otro trabajador.
Empiezo a desesperarme, entonces: ¿de que me río cuando me río? Voy un paso mas que Descartes ¿Río, luego existo? Me apuro para terminar de leer. Instantáneamente pienso ¿que sería de la mayoría de los programas de humor sin esas carcajadas profesionales? Creo que la mayoría de los programas de Sofobich, serían nada más que una vidrieras para ver los culos que están de moda; sería una bajada de línea de machismo demasiado obvia ¿a no era así, incluso con las risotadas?
Me siento un “reidiotador”, perdón quise decir reidor. Tiemblo ¿no me estaré volviendo un poco hipocondríaco?
¡Basta! ¡Basta! Que bueno que hoy es lunes. Ya empieza en canal siete, “Peter Capusotto y sus videos. ¡Jajaja! Así que me voy.

La política en los boxes
Cuando estaba en secundario, recuerdo que en los manuales de Educación Cívica se explicaba que nuestra democracia estaba compuesta de tres poderes; cada uno independiente del otro. El ejecutivo, el legislativo y el judicial. Tras leer esta crónica; todo lo leído en mis tiempos de colegio se asemejan a meros cuentitos infantiles.
Pienso en el 2001 y en el “que se vayan todos” que tanto pedía opinión publica por aquel entonces. ¿Cómo se crea una ley? La respuesta del manual de cívica diría que el proyecto de ley entra por una de las dos cámaras (diputados o senadores), es aprobada, pasa a la otra y finalmente el presidente tiene el poder para vetarla o ratificarla. Pero tras leer esta crónica queda en claro que esto no es tan así.
Alianzas, leyes, acuerdos, coimas y así podría seguir son el resultado de un circuito no muy conocido por el común de la gente. Pienso en maletines llenos de dinero, me viene a la cabeza un tema olvidado o estratégicamente olvidado por los medios de comunicación y por la justicia. ¿Quién se acuerda de las coimas en el senado? ¿Quién se acuerda del “arrepentido” Mario Pontaquarto? El ex secretario parlamentario del senado y testigo clave en la causa de los sobornos para la reforma de la ley laboral impulsada por el gobierno del ex presidente De la Rúa.
No podemos ser tan estúpidos, pienso. Parece que nadie le conviene que se sepan ciertas cosas; mejor dicho que se sepan ciertos modos y formas de hacer política que siguen vigente desde la segunda década infame. Cafés, restoranes, cabarets, aviones; entonces pienso en los sobres, las cuentas bancarias y me parece que me quedo corto. En fin es ahí donde todavía hoy en día se hace la “verdadera política”. Bueno la política que tenemos. Una vez que llega a algunas de las instituciones del poder, todo ya está, como se dice en la jerga “cocinado”.
Releyendo el título de la crónica, se me ocurre que vendría bien mandar un rato la política a los boxes, para cambiar a los que “la hacen”.

No tan Buenos Aires
Leyendo la crónica de Plotkin, pensaba como serían estas tierras en los tiempos en que Pedro de Mendoza fundaba Buenos Aires. Una tierra virgen, con grandes extensiones de tierras fértiles, ríos sin un centímetro cúbico de contaminación y desbordantes peces aptos para el consumo humano.
Estamos ya en el año 2008, en un mundo donde la diferencia entre países pobres y ricos es abismal. Dentro de la periferia o como prefieren llamarle ahora tímidamente los políticos: “en vías de desarrollo”. Estamos en Argentina, pero dentro de este país hay también más periferia con esto quiero decir: más pobreza, más exclusión y más contaminación.
Dock Sud, es dentro del conurbano bonaerense, el referente máximo de la desidia de los dirigentes. Se trata nada mas ni nada menos que del polo petroquímico de donde sale el combustible que abastece al mercado interno y a los países dueños de las grandes firmas petroleras. Es el caso de la empresa Shell, sus propietarios prefieren contaminar y destruir la vida de los países como el nuestro, que carecen de una legislación que proteja los recursos naturales. El otro motivo por el que producen su combustible aquí es cuestión simplemente de números.
Villa Inflamable, como se denomina a la población que “vive”, mejor dicho sobrevive en las proximidades de las fábricas. No estamos al otro lado del mapa; sino a escasas 27 cuadras de la casa Rosada y es un peligro tanto como para sus pobladores como para todo Buenos Aires. La explosión de este Polo, significaría un poder destructivo equivalente al de una bomba atómica. Noticia bomba, ¿No?
Por otro lado es tal la contaminación que hay en el agua, en el aire y en la tierra que es alarmante la cantidad de enfermedades que padece la gente. Problemas respiratorios como el asma, afecciones en la piel como la urticaria y hasta cáncer es con lo que se enfrentan día a día los vecinos.
Finalmente, la negligencia de quienes nos gobiernan es total. No sólo no hacen nada, sino que parecen ser coparticipes de este Auschwitz local. Obviamente, deben tener una muy buena razón económica para que todo esto siga igual. Para concluir, cabría que recordar que la salud y el medio ambiente también forman parte de nuestros derechos como individuos. ¿O ya se olvidaron también de eso?

El turismo menos pensado
Dichos populares tales como: -¡Que país generoso!-, -¡Este país da para cualquier cosa!- y -¡Acá el que no llora no mama y el que no mama es un Gil!- como dice el Cambalache son algunas frases que se me van viniendo a la mente mientras leo. Nosotros como argentinos siempre reivindicamos la bendita viveza criolla, desde siempre fuimos maestros en el arte de zafar. Entre otras cosas repetimos que creamos el colectivo, la birome y la transfusión sanguínea.
Una vez mas la capacidad inventiva argentina demuestra que no tiene límites, en este caso se trata un nuevo tipo de negocio. Si, ahora también somos expertos en turismo de masas. Pero ¡atención! de lo que se trata es de una clase nueva clase de turismo extremo. En países como Brasil uno puede hacer un tour por las favelas de Río de Janeiro y volver para contarlo por una buena suma de euros. Acá como los argentinos “somos los mejores del mundo”, por eso tenemos las mejores ideas, las mejores minas y los mejores… travestís. ¿Cómo?
Si como suena, travestis o más conocidos como travas. De eso se trata turismo de vanguardia que propone Martín Roisi. El “Trava Tour” propone una incursión por las zonas mas calientes de la zona roja, por las casas donde conviven familias travas y parejas como Lorena y Flor (Travianas).
A medida que avanza el paseo exótico-erótico, los extranjeros, con su buena cantidad de euros en su poder se irán sacando de encima los tabúes para finalmente hacerse consumidores de nuestras bellezas naturales, o no tan naturales.
Este trabajo de Julián Gorodischer, me lleva a pensar a que en Argentina, todavía falta mucho por trabajar con el tema de la discriminación. En el caso de los travestís va desde el típico insulto callejero, o hacerlas votar en las mesas de hombres, hasta tenerlas trabajando en condiciones de semiesclavitud.
Por lo visto, también somos los mejores en discriminar y discriminarnos.

Los dueños del fin del mundo
Esta historia se trata de los verdaderos dueños de las tierras argentinas, ¿los pueblos originarios? No. Me refiero a los magnates como: Ted Turner, Ward Lay, Luciano Benetton entre otros extranjeros. No es casualidad que la legislación argentina sea por lo menos ineficiente frente a la compra, por no decir rifa de nuestro territorio frente capitales extranjeros. Una vez más somos espectadores del robo frente nuestras propias narices. ¿Qué hace el estado frente a esta situación? Nada. Tierras, glaciares, lagos y miles de kilómetros de tierras vírgenes a merced de lo que pueda pagar la cuenta bancaria de estos “humildes” empresarios. Se manejan como grandes señores medievales, cuyos feudos están delimitados directamente por cercos, tranqueras y alambrados. Patrimonios como Lago Escondido permanecen prácticamente inaccesibles para cualquiera que quiera tan solo disfrutar del agua, recurso natural al que tenemos derecho constitucionalmente. Pero finalmente, hecha la ley, hecha la trampa. Esa si parece ser la ley de oro en argentina.
Pienso en lo miles y miles de kilómetros que posee el simpatiquísimo italiano de las remeras, que cuenta con la mayor cantidad de ganado ovino del país para la confección de finísimas telas que terminarán invadiendo los mercados internacionales; a consta de quitarle el territorio a miles de pobladores autóctonos. Históricamente se nos hizo creer, que la Patagonia era un territorio vacío. Vacío quedó, tras la campaña del “desierto” consumada por el genocida más grande de la historia argentina: Julio. A. Roca quién se encargó personalmente de acabar con “la amenaza del indio”.
Pienso finalmente en la doctrina Monroe y no me refiero a una actriz. La doctrina Monroe sintetizada en la frase “América para los americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe (quinto presidente de Estados Uidos) en el año 1823. Dirigida principalmente a las potencias europeas con la intención de que los Estados Unidos no tolerarían ninguna interferencia o intromisión de las potencias europeas en América.
¿América para los americanos? ¿Qué americanos? Evidentemente para norteamericanos como el presidente de la CNN quien aprovecha sus días libres pescando en los ríos del sur o el naturalista Tompkins, empresario que no para de comprar tierras en la argentina. Casualmente, dentro sus extensísimas propiedades se encuentran algunos de los reservorios de agua potable más importante del continente.
Paradójicamente un país tan rico y tan extenso, no puede aprovechar sus recursos y ni siquiera tiene un marco jurídico que proteja lo que queda. Lo más alarmante es que no existe siquiera este debate en la opinión pública. Por ende no hay una política de estado frente a este fenómeno, por que: “hay política donde existe una necesidad, ¿no es así?

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