sábado, 15 de noviembre de 2008

Notas de lector de los ensayos:

Michel de Montaigne: “De los caníbales”
¿Civilización o Barbarie?
La formulación de la antinomia: civilización/barbarie, tiene su antecedente en la propia historia de Occidente, fijando sus raíces en la época clásica. La construcción de las dos figuras: el civilizado y el bárbaro; surge en Grecia. No obstante, el sentido de “bárbaro” no tenía unas connotaciones despectivas, sólo de distinción. El cristianismo de la Edad Media reelaboró la visión del bárbaro legada por la antigüedad clásica, envolviéndola con los enunciados propios de la cultura medieval. En el siglo XVI, Europa o más específicamente españoles y portugueses emplean la figura del bárbaro como clave de interpretación sobre los indios de América, con lo que se inicia el proceso de barbarización del negro y posteriormente del indio. En nuestro país va a ser Sarmiento el que vea en el gaucho la imagen de la barbarie. Pese a que el indio fue visto en algunas ocasiones como el buen salvaje y otras como un ser preso de sus instintos, degradado y corrompido, el hombre americano fue construido como la antítesis del hombre civilizado por excelencia, el hombre europeo.
En el ensayo “De los caníbales” Montaigne nos da su opinión con respecto a esta contraposición: “Lo que ocurre es que cada uno llama barbarie a lo que es ajeno a sus costumbres. Como no tenemos criterio para distinguir la verdad y la razón más que los ejemplos que observamos y las opiniones y costumbres del país en el que vivimos, para nosotros allí se encuentra la religión perfecta, el gobierno perfecto y el más insuperable uso de todas las cosas. Así, son tan salvajes esos pueblos como lo son los frutos que produce la naturaleza; en verdad creo yo que más bien deberíamos llamar salvajes a las cosas que hemos alterado con nuestros artificios y hemos apartado del orden común.” Aquí, se hace alusión a como el arte no triunfa sobre la naturaleza y considera a nuestras creaciones como invenciones frívolas y vanas.
Para el autor estos pueblos son bárbaros en el hecho de que han sido apenas moldeados por el espíritu humano, y porque aún están muy cerca de su inocencia original.
Con respecto a comerse al enemigo, De Montaigne considera a este hecho de canibalismo como un acto horrible y bárbaro. Pero nos dice que no hay que ser hipócritas, por que al ver las faltas de estas tribus, no vemos las nuestras y dice:”Creo que es mas bárbaro comerse a un hombre vivo que comérselo muerto, desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo todavía lleno de vida, asarlo lentamente, y echarlo luego a los perros…Esto no solo lo hemos leído, sino que lo hemos visto recientemente, y no es que se tratara de antiguos enemigos, sino de vecinos y conciudadanos, con el agravante de que para cometer tal horror quienes lo perpetraron se sirvieron del pretexto de la piedad y la religión.” Aquí el ensayista, se refiere a las guerras entre católicos y protestantes franceses del siglo XVI.
Como dicen: La historia vuelve a repetirse. Año 2008, Guantánamo territorio cubano: el estado que aboga el título de “defensor” de la libertad y la democracia mundial; sabemos que incurre en violaciones a los derechos humanos. Esta base militar funciona como centro de tortura de cientos y cientos de presos políticos que son considerados como amenazas para la “seguridad nacional” o mejor para dicho los intereses nacionales. Entonces me pregunto si ha quedado resuelta la antinomia civilización-barbarie; en mi opinión solo se disfrazo con otros nombres, tales como: “defensores de la libertad” y” terroristas”.
Italo Calvino: “Colección de Arena”
Relojes de arena
Tras leer a Calvino, me surgen más interrogantes que certezas. ¿Qué es lo que lleva a alguien a transformarse en coleccionista de algún objeto? ¿Locura? Puede ser. Pero, creo que es el intento de capturar el tiempo. De vencer al paso del tiempo. Es la idea de la finitud misma del ser humano, un intento de escaparle a la muerte. Por eso el coleccionista tiene el afán de guardar, de conservar cosas y decir que estuvo allí y que de alguna manera aunque el no esté más, algo de su ser prevalecerá.
Según el ensayista, toda colección es un diario. Un diario puede tener diversas características. Puede ser un diario de viaje, diario de sentimientos y de estados de ánimos entre otros. Pero su función principal diría: que es la de ser la prueba del continuo devenir del universo.
Pienso en la colección de arena, pienso en la frase del autor que dice: “Los propios días, minuto por minuto, pensamiento por pensamiento, reducidos a colección: la vida triturada en un polvillo de corpúsculos: una vez mas la arena.” ¡Lo encontré!
Esos frascos son más que envases de vidrio con sílice en su interior, son relojes de arena, que miden tiempos que ya pasaron; épocas de arena de playas vírgenes y ríos desbordantes. Ahora son la muestra de un tiempo enciclopédico, un tiempo que ya pasó. Son la muestra de que el Big bang sigue en expansión.
José Saramago: “Mi subida al Everest”
Buscar la cima
El complicado arte de vivir. Nadie nos explica ¿Cómo vivir? Eso es lo que suele ser desconcertante en determinados momentos de nuestra existencia. Haciendo una analogía de la vida con el ascenso de una montaña, mirar hacia atrás es decir mirar al pasado puede ocasionar varias reacciones: puede generar decepción por considerar haber escalado tan solo unos pocos metros. Otra puede generar vértigo e incluso; habiendo escalado muchos metros no garantiza sentirse estable a esas altitudes e incluso puede que la falta oxígeno no nos garantice pensar correctamente.
Algo queda claro, y eso es que detrás una cima, siempre hay aún un pico aún más alto y ese es el objetivo: la superación. Ese superarse conlleva una transformación interna, y a la vez una transformación del mundo, por mínima que parezca. No hace falta hacer una revolución para cambiar al mundo, cada uno debe empezar por sí mismo para cambiar algo.
Lo más importante es que en el ascenso en búsqueda de los ideales, nunca estemos solos, aunque parezca que lo estemos por momentos, siempre hay alguien que nos va a ayudar. Por último lo más importante es que venzamos nuestros miedos, por que esa es la única forma de mantenernos en ese viaje hacia arriba que es la vida.
Umberto Eco: “La estrategia de la ilusión”
Cuestión de olfato
¿Cuál es proceso que realiza un intelectual para escribir un texto? Como estudiante de comunicación pienso en la cantidad de autores y autores que leo y que releo durante la carrera. A veces me pregunto: ¿como un mismo escritor puede cambiar tanto su forma de pensar de un texto a otro? Reformulo mi pregunta: ¿como hay pensadores que no pueden cambiar su forma de pensar con el correr de sus trabajos? No se que es peor de todo ello.
Es interesante la diferencia que establece Eco con respecto a la manera escribir que se utiliza diariamente en los periódicos y la forma de redactar que usa en sus libros.
En el periódico se trabaja con hechos para dar origen a hipótesis, que no se pretende transformarlas en leyes. Lo que se busca, es que el lector saque sus propias conjeturas de ciertos asuntos.
Para él, muchas de las teorías publicadas en sus obras se fueron elaborando a partir de las observaciones que el mismo hizo de la realidad. Para ello es imprescindible mantener alerta lo que Roland Barthes llamaba el “olfato semiológico”. Este que sumamente imprescindible para poder detectar mensajes donde parecería haber nada más que cosas vulgares. Creo que ese el desafío que tenemos los futuros profesionales de la comunicación, desarrollar por así decir un sexto sentido. Que nos permita ver más allá hechos de la realidad, para encontrar de esta manera las cuestiones de fondo de la actualidad, para eso es importante una mirada crítica y un tanto escéptica.
Normalmente cuando estoy preparando algún parcial, me pregunto por los intelectuales que tantas páginas de sus libros se dedican a hablar de compromiso político. Para Eco, existen diferentes maneras de hacer política, siendo intelectual. Según él, si se elige el discurso periodístico es menor la responsabilidad que si se elige el discurso científico, por que aquí las hipótesis son provisionales. Pero corren el riesgo del juicio inmediato. En cambio en los libros, el proceso de escritura pasa por un desarrollo de elaboración y reelaboración, donde uno puede dejar decantar las ideas y corregirse si hiciera falta, aunque es menor el riesgo aún aquí se corre el riesgo de no estar en lo cierto.
En palabras de Eco: “No solo tengo siempre miedo de equivocarme, sino que también tengo miedo de lo que hace que me equivoque tenga razón”.
Finalmente la escritura es todo un desafió que va pasando por distintos, estadios, lugares y responsabilidades que uno al comenzar a escribir ignora y solo toma conciencia una vez que pone punto final al texto.

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