miércoles, 2 de julio de 2008

Nota de Lector: Kimonos en la tierra roja.


Misiones, el Imperio del sol naciente.

Esta era la imagen con la que vinieron las familias japonesas, que abandonándolo todo al otro lado del mundo vinieron para construir la “nueva” tierra del sol naciente. Pero para ellos, ni el sol, ni la fortuna nacieron en estas nuevas latitudes. La provincia de la abundancia: de la yerba mate,el maíz, el arroz, los cítricos, los porotos secos, el té y la caña de azúcar, resultó ser la tierra de la miseria, el hambre, el desarraigo y por sobre todo la tierra de los olvidados.

Es interesante ver como Walsh trabaja con el tiempo. Por un lado la descripción que hace al comienzo, nos hace imaginar que está hablando de una aldea japonesa perdida en el medioevo, dando la sensación de un largo período en el que el tiempo parece no haber transcurrido y de algún modo así es, ya que sus costumbres se mantienen intactas. Por otro lado, la narración empieza por el final, contando la pena que siente por no poder quedarse con esa gente. Extrañamente el presente y pasado comparte las mismas características que son: la miseria de esta gente y el éxodo. El paraíso que les habían prometido no era tal y por ello el regreso a casa de donde ya habían escapado en busca de nuevas oportunidades.

El autor tiene como herramienta principal, la entrevista. Yo diría que Walsh para escribir este texto desarrollo un doble rol: el de periodista y el de etnógrafo. Como vemos también con Caparrós, los testimonios son fundamentales para su trabajo. A través de ellos se va reconstruyendo las costumbres, la vida cotidiana y la historia (pasado y presente) de los habitantes de la colonia. Las fichas desordenadas, son las conversaciones y las investigaciones que el mismo realizo. El rompecabezas final, la historia, es la conjunción de esas fichas, tras horas y horas de trabajo de escritura. Todo un proceso que demoro muchas horas de trabajo y esfuerzo que dan como resultado la obra final. Para concluir mi sensación como lector, fue la de haber estado conviviendo con esas familias; puede ver ese paisaje, sentir la hostilidad del clima, oír los cantos de las mujeres y degustar las comidas típicas niponas sin moverme del escritorio de la computadora, creo que esa fue la mas grata satisfacción que me dejó la lectura.




No hay comentarios: